No sé
No sé qué hora es, el celular me ha quedado del otro lado de la cama y no me quiero mover.
No sé qué opción para irme sea mejor hoy pero sé llegar y supongo que eso es lo que importa.
No sé de qué hablan en la llamada diaria, dejé de prestar atención desde el momento en qué empezó, de lo mismo, más de lo mismo, seguramente.
No sé por qué me causa tanto problema expresar mi malestar, siempre he pensado que molesto al decir lo que me molesta.
No sé por qué hoy siento mucho, desde el sueño a las 5:30 a.m. hasta la felicidad de haber llegado a correr, desde el orgullo de ver que mi cuerpo aguantó 10 kilómetros o el nerviosismo de contar como es que renuncié a mi trabajo, desde la decepción de acciones incontrolables o el impacto que mi inseguridad decide darle a todo lo anterior.
No sé cómo dejar de llorar, las lágrimas ya se me metieron a los oídos y me irritaron la piel, pero quiero parar porque tampoco sé por qué lloro realmente, será por “eso” de la mañana o aproveché para soltar otras cosas.
No sé por qué este sentir me hace querer comprar cosas de casa pero considero que esta vajilla hace falta en la alacena y que esta promoción de 2 soportes de cucharones por 189 vale totalmente la pena.
No sé por qué desactivar las notificaciones si estoy al pendiente de todo lo que llega aunque finja ignorar todo por 12 segundos pero ayuda un poco a calmar la cabeza.
No sé por qué se me ha olvidado que debo recorrer 40 kilómetros para trabajar hoy y que no por no ver la hora el tiempo se detiene, debo parar con esto y pararme.
No sé por qué al maquillarme escucho a mi mamá en mi cabeza decir “arréglate tu carita, ponte cremita, cuando haces algo por ti te sientes mejor”, tal vez porque tiene razón y hoy que no está para decírmelo tuve que ser yo mi propia mamá.
No sé si no tengo hambre o es que mi estómago el día de hoy decidió encogerse, no quiero tomar el tiempo para comer, ni para pasar a comprar algo, espero que hoy en el almacén de nuevo esté la mesa llena de galletas, cacahuates y café para entretener a mi intestino.
No sé por qué volví a llorar con el mensaje de Karen, no sé si es porque se me había olvidado estas 3 horas que soy especial, que mis sentimientos son válidos y ella me lo recordó, o con el “te amo” de Jaír que me hace pensar en que hoy nos separan aproximádamente 55 km., el “desayuna por favor” de mi mamá que me hace sentirla más cerquita y para esto supongo que mi respuesta es "porque siento mucho".
No sé cómo dejarme el cabello hoy de todas maneras el frizz es el mismo problema del diario, problemas tontos comparados con todo lo que leo allá en Twitter desde la pena porque Delfina ganó en Edomex. o algun maltratador de perros, ambas cosas me generan -indudablemente- ansiedad.
No sé si pasar por un cigarro antes de irme o cumplir mi meta de dejar de fumar como todos los otros trescientos intentos fallidos pero mejor no, porque tengo prisa y por haber decidido pensar en todo lo que no sé hoy no hubo tiempo para mucho.
Ponciano, el Uber, llegó. Son las 12:36 p.m. hoy solo tuve energía para pensar en todo lo que no sé y correr por la ciudad, la cama y los trastes esperarán. La lluvia no, empezó en el momento en que cerré la puerta del coche y solo pienso que no sé cómo me bajaré en este tormentón.
Hoy no sé muchas cosas pero sí sé lo importante y estoy bien así.
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