2222
Hace unos días me puse a pensar en los momentos más “canónicos” de mi año.
No quise profundizar sobre todos y cada uno porque sentí que de alguna manera podría revivirlos aunque sea un poquito. Y no me mal entiendan, no es que todo haya sido malo o bueno, si algo aprendí este año es que ni todo ni nada, ni mucho ni poco, hubo momentos muy buenos y otros donde pensé que de plano la situación estaba superándome.
Quise empezar hoy 22 a contarles un poco de este año, empiezo con algo bueno, para que no se asusten.
No sé de numerología, casi nada de astros, solo sé que soy virgo y cada que alguien me dice cuándo nació busco en Google su signo, sé que Jair es cancer y lo que sé de ese signo lo sé por él, aunque no veo que todos los cancer dejen su ropa en el baño, pero ese es otro tema.
Hoy que es 22 de diciembre cumplimos 22 meses, entonces creo que es nuestro 22-22 que según Google representa armonía y serenidad, recordatorio de que la constancia y atención son importantes para consolidar vínculos afectivos y el aviso de que las cosas van a salir incluso mejor de lo que se imaginan.
Después de muchos momentos difíciles elijo creer en eso, en cualquier señal del universo que nos diga que de todo mal siempre viene algo bueno.
Este año, estos meses, pareciera que la vida y a veces nosotros mismos nos decíamos que no.
Aprendimos de todo lo que se presentó, un asalto con pistola desde el cual no guardamos todo en la misma mochila y evitamos la lateral de circuito. Ver a Benito salir intacto de su peor momento y caída.
Inundar nuestra casa y entonces revisar si el tubo de la lavadora sí está bien conectado. Desayunar tacos cada tercer día como dieta balanceada. Una semana santa sin luz porque descubrimos que nunca llegó el recibo y entonces vivir de picnic y sin bañarnos, al fin nadie nos iba a ver. Querer ser papás y que nos dijeran que nosotros no podríamos lograrlo tan fácil, lograrlo y perderlo a las semanas. Afrontarlo de la peor y mejor manera.
Despedir al güero con sus mejores días en el bosque, que fuera el único que podía dormir en la cama con edredón negro, siendo él de pelo blanco.
La llegada de un bebé inesperado que aguantó todo mientras dábamos por hecho que todo estaba perdido, un bebé en millones. Un maratón en Chicago y ser porra sin perderme en la ciudad o tal vez sí me perdí pero no lo confesé.
Llenarme de orgullo en el kilómetro 41 y llorar porque era Jair quien cruzaba la meta y estar ahí presenciándolo.
Mudarnos otra vez, esa sí ya no me encantó porque la ciática me está matando.
Pelearnos, distanciarnos, arreglarnos, perdonarnos, abrazarnos, pedirnos un minuto después de comer para sentarme en sus piernas, ahora ya no puedo porque mi panza no cabe.
Muchos momentos, buenos y malos, fáciles como adivinar lo que me va a preguntar porque piensa que soy bruja y tan difíciles como no saber si estábamos haciendo lo correcto.
Te quiero mucho Jair, como nunca y como a nadie.
Te quiero por muchas razones pero la primera es porque hueles siempre muy rico y porque eres muy ordenado a veces, solo a veces y también porque me dejas ponerte apodos cursis como quesini, gordini y no te apenas si te grito amoooorsinininini desde lejos.
Te quiero y me gustas, porque nunca pensé que mi amigo con el que desayunaba pancita Rebe después de correr en la pista se convirtiera en mi compañero de vida, el papá de Emilio.
Te quiero porque en las noches cuando te pido que me digas algo bonito que no sepa, te inventas algo para que me duerma en paz. Te quiero porque cantas conmigo las de Pitbull y oorque cuando me hago las uñas las chuleas cada que puedes y porque me dices que soy inteligente y bonita casi diario. Te quiero cuando llegas y silbas por toda la casa dejando ver que estás, que llegaste. te quiero cuando cantas con fuerza Dany Ocean y luego cantas Los Tucanes de Tijuana.
Yo te elijo este 22 y todos los 22, porque sí, tú y yo vamos a estar juntos siempre, porque el amarre que hice fue de $2500 y porque me gusta seguir aprendiendo contigo y creciendo juntos cada año.
22:22 que nos venga todo lo bueno, a nuestra familia de 5 y 2 que nos cuidan desde algún lugar padrísimo.
Te ama, Fer.
No quise profundizar sobre todos y cada uno porque sentí que de alguna manera podría revivirlos aunque sea un poquito. Y no me mal entiendan, no es que todo haya sido malo o bueno, si algo aprendí este año es que ni todo ni nada, ni mucho ni poco, hubo momentos muy buenos y otros donde pensé que de plano la situación estaba superándome.
Quise empezar hoy 22 a contarles un poco de este año, empiezo con algo bueno, para que no se asusten.
No sé de numerología, casi nada de astros, solo sé que soy virgo y cada que alguien me dice cuándo nació busco en Google su signo, sé que Jair es cancer y lo que sé de ese signo lo sé por él, aunque no veo que todos los cancer dejen su ropa en el baño, pero ese es otro tema.
Hoy que es 22 de diciembre cumplimos 22 meses, entonces creo que es nuestro 22-22 que según Google representa armonía y serenidad, recordatorio de que la constancia y atención son importantes para consolidar vínculos afectivos y el aviso de que las cosas van a salir incluso mejor de lo que se imaginan.
Después de muchos momentos difíciles elijo creer en eso, en cualquier señal del universo que nos diga que de todo mal siempre viene algo bueno.
Este año, estos meses, pareciera que la vida y a veces nosotros mismos nos decíamos que no.
Aprendimos de todo lo que se presentó, un asalto con pistola desde el cual no guardamos todo en la misma mochila y evitamos la lateral de circuito. Ver a Benito salir intacto de su peor momento y caída.
Inundar nuestra casa y entonces revisar si el tubo de la lavadora sí está bien conectado. Desayunar tacos cada tercer día como dieta balanceada. Una semana santa sin luz porque descubrimos que nunca llegó el recibo y entonces vivir de picnic y sin bañarnos, al fin nadie nos iba a ver. Querer ser papás y que nos dijeran que nosotros no podríamos lograrlo tan fácil, lograrlo y perderlo a las semanas. Afrontarlo de la peor y mejor manera.
Despedir al güero con sus mejores días en el bosque, que fuera el único que podía dormir en la cama con edredón negro, siendo él de pelo blanco.
La llegada de un bebé inesperado que aguantó todo mientras dábamos por hecho que todo estaba perdido, un bebé en millones. Un maratón en Chicago y ser porra sin perderme en la ciudad o tal vez sí me perdí pero no lo confesé.
Llenarme de orgullo en el kilómetro 41 y llorar porque era Jair quien cruzaba la meta y estar ahí presenciándolo.
Mudarnos otra vez, esa sí ya no me encantó porque la ciática me está matando.
Pelearnos, distanciarnos, arreglarnos, perdonarnos, abrazarnos, pedirnos un minuto después de comer para sentarme en sus piernas, ahora ya no puedo porque mi panza no cabe.
Muchos momentos, buenos y malos, fáciles como adivinar lo que me va a preguntar porque piensa que soy bruja y tan difíciles como no saber si estábamos haciendo lo correcto.
Te quiero mucho Jair, como nunca y como a nadie.
Te quiero por muchas razones pero la primera es porque hueles siempre muy rico y porque eres muy ordenado a veces, solo a veces y también porque me dejas ponerte apodos cursis como quesini, gordini y no te apenas si te grito amoooorsinininini desde lejos.
Te quiero y me gustas, porque nunca pensé que mi amigo con el que desayunaba pancita Rebe después de correr en la pista se convirtiera en mi compañero de vida, el papá de Emilio.
Te quiero porque en las noches cuando te pido que me digas algo bonito que no sepa, te inventas algo para que me duerma en paz. Te quiero porque cantas conmigo las de Pitbull y oorque cuando me hago las uñas las chuleas cada que puedes y porque me dices que soy inteligente y bonita casi diario. Te quiero cuando llegas y silbas por toda la casa dejando ver que estás, que llegaste. te quiero cuando cantas con fuerza Dany Ocean y luego cantas Los Tucanes de Tijuana.
Yo te elijo este 22 y todos los 22, porque sí, tú y yo vamos a estar juntos siempre, porque el amarre que hice fue de $2500 y porque me gusta seguir aprendiendo contigo y creciendo juntos cada año.
22:22 que nos venga todo lo bueno, a nuestra familia de 5 y 2 que nos cuidan desde algún lugar padrísimo.
Te ama, Fer.
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